¡GUILLERMO DEL TORO ES EL HOMBRE LOBO! EL COMERCIAL PROTAGONIZADO POR EL DIRECTOR DE 'EL LABERINTO DEL FAUNO' QUE NO RECORDABAS
Desde sus primeros trabajos, como El espinazo del diablo y Hellboy, hasta producciones más recientes como El callejón de las almas perdidas y Pinocho, Guillermo del Toro ha demostrado una fascinación por lo oscuro y lo mágico, creando mundos visualmente deslumbrantes y narrativas profundas gracias a su pasión por la fantasía, el terror y los cuentos de hadas.
Unos años antes de dirigir su primera película, Cronos, el ahora ganador del Premio de la Academia trabajaba en la televisión mexicana dirigiendo episodios de una popular serie de terror llamada La hora marcada, donde otros grandes talentos como Emmanuel Lubezki y Alfonso Cuarón también comenzaron sus carreras.
En ese entonces, el director de El laberinto del fauno y La forma del agua también realizaba comerciales, como muchos cineastas emergentes lo hacen en los inicios de sus carreras. Pero aunque fuera trabajo por encargo, del Toro encontró la manera de infundir su afinidad personal por el cine de género en un peculiar anuncio publicitario.
El Hombre Lobo de Guillermo del Toro: El comercial olvidado que sorprendió a todos
Hace poco más de una década, cuando el director estaba alejado de los reflectores y entre proyectos, apenas planeando lo que sería Titanes del Pacífico, el canal de YouTube de Carlos Mezamar, dedicado a subir comerciales vintage de la televisión mexicana, descubrió una joya de 1991 que seguramente hará que el amor de todos por el director crezca exponencialmente.
El anuncio fue encargado por Alka-Seltzer, el famoso antiácido y aliviador de dolores estomacales, y no solo fue dirigido por el creador de El gabinete de curiosidades, sino que también actuó en el papel principal de un empresario que se transforma en hombre lobo después de una gran comida que le causa indigestión. “Primero come como fiera y luego hay que aliviar su malestar”, dice la recepcionista mientras del Toro, vestido de traje, se dirige al baño retorciéndose de cólicos.
Canalizando clásicos como El Hombre Lobo de Curt Siodmak y Un hombre lobo americano en Londres de John Landis, Guillermo del Toro se transforma en una criatura peluda frente a un espejo, y, por supuesto, cuando se toma su Alka-Seltzer, vuelve a su estado natural como un joven afeitado de unos veintitantos años. El realizador mexicano ha recorrido un largo camino, pero ese sentido del humor irreverente y enfoque creativo parecen estar intactos.
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